Inspiriación

Definición de Inspiración y Dirección

Esta es una lista de biblias y materiales  más usados en teología.

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La inspiración de las Escrituras

Las Escrituras fueron inspiradas por Dios. Con esto queremos decir que Dios se encargó de que los autores bíblicos incluyeran lado lo que el Espíritu Santo quería que quedara registrado y se asegu­ró que no escribieran nada que el Espíritu Santo no quisiera que estu­viera escrito. Que Dios haya inspirado los libros de la biblia no signifi­ca que los autores era nada más que máquinas de escribir. Ea persona­lidad y el estilo de cada autor bíblico se ven reflejados en las páginas de los libros que escribieron. Por haber sido inspiradas por Dios, pero escritas por seres humanos, las Escrituras son un libro a la vez humano Y divino. Además, la Biblia tiene autoridad y es confiable.

Los cristianos afirmamos que las Escrituras fueron inspi­radas por Dios. Debemos confesar que nos cuesta bastante comprender cabalmente de qué manera Dios inspiró a los hombres. Pero podemos estar seguros de que Dios, a través de las Escrituras, se revela.

Revelar es dar a conocer. La palabra "revelación" viene del latín y significa "develar", "quitar el velo". Dios se da a conocer en las Escrituras. Si no fuera por la iniciativa del Señor de hacerse conocer, no tendríamos forma de acercar­nos a él, saber cómo es y qué quiere de nosotros. La inspira­ción es el medio que Dios usa para revelarse.

En el Salmo 19 podemos apreciar que Dios se da a cono­cer por dos medios. Uno es la naturaleza. En ella el Creador se revela sin palabras.2 En los versículos 1 al 6 del Salmo 19 hay una poderosa poesía que expresa esta realidad.

La segunda manera en que Dios se da a conocer es me­diante su Palabra. Desde el versículo 7 al 10 del mismo sal­mo, se muestra la excelencia de la Palabra de Dios. En el resto del salmo se evidencia lo bueno que es para el hombre encontrarse y dejarse iluminar por las palabras de Dios. En este capítulo nos referiremos a la revelación de Dios que hay en las Escrituras. Dios se da a conocer de manera especial en la Biblia.

Cuando decimos que las Escrituras están inspiradas, que­remos decir que Dios ayudó a los autores bíblicos para que escribieran lo que él quería que quedara escrito. El Espíritu Santo evitó que se incluyeran cosas que no quería que queda­ran registradas y se encargó de que se incluyera todo lo que quería que estuviera escrito. El Señor es el autor final de las Escrituras.

Dios se comunica por medio del lenguaje. En palabras del erudito español Luis Alonso Schókel, "el Espíritu inspira al autor cuando este da forma de palabra a la experiencia vital que quiere comunicar".3 Dios está presente en todo la procedencia que da lugar al lenguaje. Pero debemos reconocer que los humanos tuvieron un papel fundamental en la relación de los textos. Es importante observar que las inspiradas las Escrituras, el resultado final, el texto que hoy tene­mos. La inspiración de las Escrituras depende de Dios, no de I autor humano. Por eso, aunque no sepamos quiénes son los autores de muchos de los libros que componen nuestra Biblia, eso no significa que esos libros tengan menor autori­dad o menor valor, ya que igualmente fueron inspirados por Dios.

Inspiración no es dictado mecánico

Lo primero que debemos hacer notar cuando hablamos de la inspiración, es que Dios no usó a las personas como si lucran máquinas de escribir. No les dictó qué tenían que decir. En algunas ocasiones nos imaginamos a Dios dictán­dole a un escritor bíblico, diciéndole qué escribir. Pero de­bemos desterrar esa idea de la cabeza. El Señor les habló por diversos medios. A veces por sueños y visiones. Pero en Hinchas otras oportunidades, cada escritor investigaba el lema sobre el que quería escribir y luego escribía.

Un ejemplo de un autor que investiga para luego escribir es Lucas. Él mismo dice en el prólogo de su evangelio que investigó diligentemente acerca de la historia de Jesús antes de escribirlo. Lucas dice: "por lo tanto, yo también, excelen­tísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente" (Le. 1.3). I , Lucas afirma claramente que va a escribir sobre un tema que a todos les interesa —la vida de Jesús—, y que para ello dedicó tiempo y esfuerzo en investigar. Dice que su informa­ción es buena y que sabe de qué está hablando. En su caso particular, no fue un testigo directo, no estuvo con Cristo durante su ministerio terrenal ni tampoco Dios le reveló cómo había sido la vida de nuestro Señor Jesús. Es decir, no tuvo un sueño ni una visión en donde conoció detalles de la vida de Cristo. Lucas sabe que su información es buena, porque él mismo investigó y corroboró que así fuera.

El Señor nunca anuló la personalidad de cada autor bíbli­co.5 En todos y cada uno de los casos respetó su personali­dad, la cual se ve reflejada en los textos. Podemos ver que cada autor tiene su propio estilo, formas y palabras que suele usar. Si observamos detenidamente, veremos que Pablo es­cribe bastante diferente de como lo hace Juan. También se ven diferencias de estilo entre la carta a los Hebreos y las cartas de Pedro. No estamos diciendo que haya contradic­ciones entre ellos. Queremos decir que escriben diferente, que se expresan distinto.

Cada uno tiene una manera particular de escribir, de ex­presarse, de comunicar. Si leemos a Borges y luego pasamos a leer a García Márquez, enseguida nos damos cuenta de que tienen estilos muy distintos. Si los comparamos con un cuen­to de Julio Cortázar, percibimos que este tiene una manera muy diferente de expresarse. Algo similar ocurre con los autores bíblicos, con la diferencia de que estos, además, pro­dujeron textos inspirados por Dios. Algunos ejemplos pue­den ayudarnos a entender mejor esto. El apóstol Pablo es famoso por sus escritos. Todas las obras que tenemos de él en el Nuevo Testamento son cartas. Cada una de ellas tiene la estructura típica de una carta escrita en el siglo I. 

Identificándose, después dice a quiénes escribe, luego hay y mi bendición u oración, después está el cuerpo de la carta ni M, y termina con un saludo y una bendición final' Los profetas, en cambio, escribían de una manera completamente I trente. Ellos escribían principalmente en poesía. Por una parte, la estructura de sus libros no se parece en nada a una carta de Pablo. Usaban otra manera de expresarse, Otras palabras, otra forma de construir las oraciones, ¡hasta olio idioma! Casi todo es diferente. Sin embargo, creemos que el mismo Espíritu Santo inspiró tanto los escritos de Pablo como los de los profetas. En los dos casos reconoce­mos la autoridad de Dios en sus escritos.

4Leon Morris, Latke, Grand Rapids, Michigan, Eerdmans Publishing, 1986, p. 66.

5Stott, op. al.,p. 176. 'John Stott, Cómo comprender la Biblia, Buenos Aires, Ediciones Certe­za, 1977, p. 175.

2Derek Kidner, Psalms 1-72, Londres, ínter-Varsity Press, 1973, p. 97. 'Luis Alonso Schókel, Apuntes de hermenéutica, Madrid, Editorial Trot-ta, 1994, p. 23.