Compresión Lec. Bíblica

La comprensión lectora bíblica

Es la capacidad de entender las escrituras, tanto en referencia al significado lo escrito en la biblia.

Definiciones

La comprensión de los textos bíblicos en todo su contexto, es también la definición de un texto y relacionarlas con los conceptos que ya tienen un significado para el lector y su significado original así como el propósito. 

 

Que diferencia hay entre la comprensión lectora de cualquier libro y la biblia.

 

Primero la biblia es una serie de libros ósea una biblioteca, por lo cual no se puede usar solo una regla de comprensión ya sea literal o inferencial, sobre todo el realizar una lectura critica llevar tiempo hasta que el estudiante de las escrituras pueda relacionarse con los distintos tipos de escrituras que se encontrara en la biblia. La biblia está escrita por más de 30 escritores, tiene un contenido cultural enorme, partiendo por el pueblo hebreo y los pueblos que tuvieron contacto con ellos, sus formas escriturales van desde la poesía, la narración, cronologías, salmos y profecía siendo este ultimo el más difícil de comprender etc. 

Es por ello que comprender la biblia no es ni será tema fácil, pero no es imposible.

 

2.

Cualidades para la comprensión lectora bíblica.

Estas dependen del conocimiento previo del idioma que sé baya a leer un texto en particular, en nuestro caso el castellano, los conocimientos generales de gramática no ayudaran a tener una mejor comprensión lectora estas no serán suficientes para poder tener una buena comprensión de la biblia.

 La pregunta es ¿Porque es más difícil la comprensión de la biblia? 

Es en esta parte donde no solo con una buena gramática y un conocimiento profundo de la misma son necesarios se 

Clase 1.3.2 Comprensión Lectora

necesita algo que no es otorgado por un ser humano ni medios convencionales, se necesita de un guía, este guía se llama el Espíritu Santo, claro entender al Espíritu Santo es materia de neumatología que es el estudio de Él como su persona y función, para poder entender la biblia se necesita lo que denomina la biblia en nuevo nacimiento, producto de esto se tendrá al Espíritu Santo para guiar al individuo en la comprensión de la misma.

Jesucristo en el cap 3 de Juan en la conocida charla con Nicodemo explica todo el proceso del nuevo nacimiento, Pablo por otro lado en el cap 10 de Romanos nos aborda el mismo tema pero desde un área mucho más practica. Veamos los pasajes en cuestión.

 

Jesús y Nicodemo

  Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento[b] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,(A) así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. 

(Juan 3:1-21 RV 1960)

En resumen es simplemente creer en cristo.

El problema que muchos no lectores de la biblia no logran entender la misma y quien les escribe le paso lo mismo; yo había leído la biblia unas 5 veces el nuevo testamento y tenía un conocimiento general del antiguo testamento, poro aún no podía entender lo que leía, se volvía tedioso e inverosímil, Luego del 2003 año de mi conversión fue un río que fluyó dentro de mí, todo  lo que había leído estaba allí, no recordaba los versos ni capítulos, pero las ideas del señor y su palabra estaban frescas en mi mente. Esto ocurre por que las escrituras no se olvidan, "TODAS LAS COSAS PASAN MAS SU PALABRA JAMÁS PASARÁ". La biblia es de comprensión espiritual si el lector no ha nacido de nuevo simplemente no podrá entender lo que esta dice y mucho menos creer lo que esta enseña. Desconozco que tipo de estudiante es usted pero le acercaré como nacer de nuevo en esta unidad.

Leamos lo que dice Pablo con referente al ser salvo, mientras Cristo deja claro lo teológico y practico del nuevo nacimiento Pablo es mucho más práctico y ambos pasajes se complementan, otro si nomino para nuevo nacimiento usado en la biblia es salvación.

 

Leamos a Pablo.

Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, 

 Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, 

 Y hasta los fines de la tierra sus palabras. También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: 

 Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; 

 Con pueblo insensato os provocaré a ira. 

(Romanos 10:8-19 RV 1960)

Pablo nos habla de creer e invocar, el resultado de esto es salvación o nuevo nacimiento. 

El nuevo nacimiento capacita para ver el reino de Dios, esto es por medio de las escrituras si no se ha nacido de nuevo no podrá comprender lo que lee. 

El lector que nazca de nuevo podrá comprender muchos más conceptos y de manera fluida que el lector promedio y no tendrá limites.-

 

Estrategias de lectura

El lector bíblico neófito o nuevo en la fe deberá comenzar a leer las escrituras desde los evangelios hasta el libro de apocalipsis, luego regresara a génesis y terminara de nuevo en apocalipsis. Mientras el lector habituado deberá dar comienzo a la biblia en el libro de romanos hasta apocalipsis y luego regresara de génesis hasta apocalipsis otra vez.

Por que esta forma y no se aconseja comenzar a leer la biblia directamente desde el génesis, por que la biblia no solo se lee para comprender lo que lee se lee para vivir lo que esta dice, y el nuevo testamento desde romanos aborda la vida practica del creyente. 

Termino este capítulo con el principio de acomodamiento, otra vez pablo nos ayuda con esto en la primer carta de Corintios cap 2. 

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: 

 Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, 

 Ni han subido en corazón de hombre, 

 Son las que Dios ha preparado para los que le aman.(B) Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?(C) Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 

(1 Corintios 2:6-16 RV 1960)

 

Otra vez vemos que el hombre natural o no salvo no podrá entender y terminara considerando la biblia como una locura.


Lectura de aproximacióna la biblia pre-lecturas

Las escrituras, una biblioteca

La Biblia no es un libro, sino una biblioteca. Esta biblio­teca está compuesta por más de sesenta libros inspirados por Dios. Desde la invención de la imprenta, y gracias a la gran propagación que ha tenido la lectura de la Biblia, casi todas las familias han tenido alguna edición de ella. Desde hace siglos, todas estas ediciones vienen en un solo tomo. Por este motivo, entre otros, con el correr del tiempo fuimos desarrollando la idea de que la Biblia es un solo libro. Hoy en día nos cuesta pensar en la Biblia como una biblioteca. Pero es importante tener una visión correcta acerca de las Escrituras, para aprovechar toda su riqueza. Si no tomamos en cuenta que es una biblioteca, y la vemos como un solo libro, perderemos la visión de la variedad que tiene.

A vives, se argumenta que la Biblia es un solo libro por­que Dios es el autor final de las Escrituras por haberlas inspirado. Este argumento es incorrecto. Por un lado, si bien es cierto que Dios es el autor final de las Escrituras por ser quien Inspiró, también hay que reconocer que intervinieron seres humanos en la composición. Este hecho es insoslayable, como veremos más adelante en esta misma obra. Pero, por otro lado, tenemos en la Biblia un a colección de diversos libros. Aun dejando de lado que hubo seres huma­nos que trabajaron en la composición de los escritos sagra­dos, no podemos olvidar que en la Biblia encontramos más de sesenta libros.

La Biblia contiene libros escritos en diferentes contextos históricos. El Nuevo Testamento se redactó en un período de tiempo relativamente breve. Aproximadamente hacia el 100 D.C. ya estaban escritos todos los libros que lo compo­nen. En cambio, el Antiguo Testamento se escribió en un período mucho más largo, de varios siglos. A lo largo de la historia de Israel, Dios levantó hombres que lo servían y que ponían por escrito sus palabras.

Por haber sido escritos en diferentes contextos históricos, los libros reflejan una gran variedad de situaciones. A su vez, esos libros eran una respuesta para su momento histórico. Dios le habla al ser humano de acuerdo con lo que éste vive y de una manera que pueda comprender. Los libros de la Biblia responden a situaciones muy diversas y particulares. Esto no quiere decir que no tengan un mensaje relevante para el día de hoy. Al contrario, por ser palabra de Dios creemos que el Señor sigue hablando a través de ellos. Pero también debemos darnos cuenta de que, por su origen, tuvieron una gran diversidad, tanto de contenidos como de propósitos.

La Biblia contiene libros escritos en diferentes idiomas. La mayor parte del Antiguo Testamento fue escrita en hebreo. Algunas pocas partes —una sección de Daniel y Ester— fueron escritas en arameo. El Nuevo Testamento se escribió en su totalidad en griego.

El Antiguo Testamento fue escrito en un período de tiempo muy extenso, posiblemente unos mil años. Las len­guas vivas, es decir, los idiomas que se hablan, van cambian­do con el correr del tiempo. Hay palabras que dejan de usar­se, mientras que otras se incorporan en el diccionario. Esa variación del idioma también se ve reflejada en el hebreo bíblico. Pueden apreciarse varios estratos de la historia del idioma en el texto del Antiguo Testamento. Eso mismo ocu­rre con nuestro idioma. No se habla ni se escribe de la mis­ma manera que se hacía a principios de siglo. Por ese moti­vo, también surgen nuevas versiones de la Biblia. Las nuevas versiones no dicen cosas distintas o nuevas, sino que son traducciones de la Biblia desde sus idiomas originales a un español más actual y comprensible.

El Nuevo Testamento fue escrito en griego. El griego en el que se escribió era el griego común, el griego que se hablaba en las casas, las calles, el mercado y el comercio. Se lo llama koiné, que significa "común".

Los libros que forman el Nuevo Testamento, como tam­bién los del Antiguo, fueron escritos para destinatarios espe­cíficos, que vivían una situación particular. Esas situaciones se notan en los textos que tenemos hoy. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió varias cartas que hoy forman parte del Nuevo Testamento. Cada una de esas cartas las envió a igle­sias o individuos específicos, para responder a los conflictos o a las dudas que ellos tenían. Si leemos atentamente sus cartas, podemos descubrir cuál era el problema sobre el que escribía el apóstol. De una manera similar procedieron los demás autores del Nuevo Testamento.

Veamos otro ejemplo. Hacia finales del siglo I comenzó a surgir una filosofía que atentaba contra la doctrina cristiana. El gnosticismo que afirmaba que lo espiritual era bueno, mientras que lo material era malo en sí mismo. Según su perspectiva. La materia es mala, entonces Dios no pudo haberse hecho hombre, porque el ser humano es un ser material. Para ellos entonces, Cristo no era realmente un ser humano, Dios no se había encarnado. Uno de los primeros grupos que sostenían estas ideas eran los docetas 2. Los docetas decían que cristo parecía hombre, pero no lo era. Esto significa que si no era un hombre real, entonces no murió en la cruz del calvario. Debido a que esta filosofía atentaba contra la igle­sia, Juan escribió: "Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con nuestras manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida" (I )n. 1.1). El autor de 1 Juan afirma que él, junto con otros, había sido testigo de que Jesús era un hombre de car­ne y hueso. Es decir, contradecía abiertamente la idea de los lloreras. El autor declara que escucharon, vieron y tocaron a Dios encarnado, de manera que podían estar seguros de que se hizo hombre. Juan escribió, como podemos obser­var, para responder a un problema que vivía la iglesia en su momento.


La Biblia contiene libros escritos por diferentes autores, lo que implica también distintos puntos de vista. Con esto no queremos decir que haya contradicciones entre ellos. Más bien, notamos que cada uno de ellos se acerca a los mismos hechos desde una óptica nueva. Como dijimos anteriormen­te, los autores escribían para responder a situaciones especí­ficas. Cada una de estas circunstancias era particular e irrepe­tible, de manera que las declaraciones que hacían, fuesen exhortaciones, enseñanzas, mandatos, replicas, eran nuevas. Un ejemplo de esto lo tenemos en los evangelios. Ningún evangelista refuta a otro, pero podemos observar que cada uno tiene una manera diferente de contar las historias. No­tamos que los tres primeros (Mateo, Marcos y Lucas) son similares entre ellos en varios aspectos.1 Pero, aun así, hay variaciones entre uno y otro. El evangelio de Juan, por otra parte, es completamente distinto. Si no hubiera variaciones, no tendría sentido que se conservaran cuatro evangelios en lugar de uno. Tenemos la visión de muchos hombres de Dios, lo cual hace más rica aún la Palabra del Señor.

La Biblia es un canon

La palabra "canon" viene del griego, a través del latín, y significa "vara recta", en el sentido de "norma" o "regla". En el caso específico de la Biblia, significa "lista", "índice" o "catálogo" de los libros sagrados oficialmente reconocidos por las autoridades religiosas como los libros normativos para los creyentes.4 El canon bíblico es la lista de libros que son aceptados y reconocidos como inspirados por Dios. Estos libros son considerados como normativos y con auto para el pueblo judío, a lo largo de los siglos, fue coleccionan­do algunos escritos que llegó a considerar importantes por su contenido y forma. Con el paso del tiempo, algunos de esos escritos fueron considerados con autoridad divina. Así fue formándose el canon del Antiguo Testamento. Este pro­ceso tomó varios siglos.5

El canon hebreo se compone de tres partes. En primer lugar, el Pentateuco, compuesto por Génesis, Éxodo, Levíti­co, Números y Deuteronomio. En segundo lugar, están los libros de los profetas. A algunos de esos libros hoy en día las iglesias evangélicas los llaman libros históricos. Los libros profetices se clasifican en anteriores y posteriores. Los ante­riores son Josué, Jueces, Samuel (1 y 2), Reyes (1 y 2). Estos libros registran las vidas de profetas como Natán, Elías y Elíseo. Además, relatan la historia desde una perspectiva profética.6 Los posteriores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y los profetas menores, salvo Daniel. En tercer lugar, aparecen los Escritos. Fueron los Salmos, Proverbios, Job, Rut, La­mentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemias y Crónicas (1 y 2).7


El canon hebreo no fue el único que existió. Como con­secuencia del exilio en Babilonia, se establecieron judíos en casi todas las ciudades importantes del mundo por entonces conocido. El griego llegó a ser la lengua diaria de los hijos y nietos de estos hebreos. Esto motivó a que se tradujeran las Escrituras al idioma griego. En primer término se tradujo la Tora (el Pentateuco), luego los Profetas y finalmente se tras­ladaron al griego los Escritos.8 Esta traducción se la conoce como la Septuaginta o traducción de los Setenta. Su abrevia­tura común es LXX.9 Esta versión de la Biblia incluía algu­nos libros adicionales que los protestantes conocen como "Apócrifos" y los católicos como "Deuterocanónicos".

Los judíos no impusieron canonicidad a ciertos libros, si­no que reconocieron aquellos libros que ya eran considera­dos inspirados por Dios. Este hecho es importante de desta­car, ya que también se aplica a los libros del Nuevo Testa­mento.

¿Cómo se fijó el canon del Nuevo Testamento? ¿Cómo se determinó la lista de libros que lo compondría? ¿Por qué se consideró con autoridad a esos documentos? No veremos una historia de la formación del canon, pero sí vamos a con­centrarnos en algunas razones que impulsaron a la iglesia a fijar un canon.


La iglesia estableció como canónicos aquellos libros que reconocía como inspirados por Dios.10 Es importante recor­dar que los libros no fueron considerados con autoridad por la iglesia porque se los había declarado como canónicos, sino precisamente al revés. La autoridad de la iglesia no impone la canonicidad, sino que reconoce a aquellos libros ya conside­rados con autoridad.11 Cuando había un amplio consenti­miento acerca de qué libros tenían autoridad, y eran conside­rados inspirados por Dios, la iglesia terminó por incluirlos en el canon.

La iglesia aceptó desde el comienzo al Antiguo Testamen­to como inspirado por Dios y, en consecuencia, con autori­dad divina. Este hecho se nota continuamente en las páginas del Nuevo Testamento.

El doctor Samuel Pagan menciona un propósito triple pa­ra la fijación del canon:

En primer lugar, define y conserva la revelación a fin de evitar que se confunda con las reflexio­nes posteriores en torno a ella. Tiene el objetivo, además, de impedir que la revelación escrita su­fra cambios o alteraciones. Por último, brinda a los creyentes la oportunidad de estudiar la reve­lación y vivir de acuerdo con sus principios y es­tipulaciones.12

También podríamos pensar en otras razones. Posible­mente la iglesia fijó el canon debido a la necesidad de saber cuáles libros podrían ser leídos en el culto como normativos, como sugiere el reconocido erudito F. F. Bruce.13 Con la expansión de la iglesia primitiva y la divulgación de libros escritos por y para cristianos, comenzó a existir la necesidad de determinar cuáles de todos esos libros podían ser usados en el culto y ser citados como normativos. Para ello, la iglesia tomó en cuenta qué libros ya eran considerados con autori­dad. No siempre hubo unanimidad al tomar esta decisión. Las discusiones fueron, principalmente, por los libros que aparecen al final del Nuevo Testamento. Las iglesias de Oriente no aceptaron tan rápido 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis. Pero, finalmente, se incorporó a todos esos libros también.

Además, la iglesia fijó el canon por la necesidad de saber qué libros podían consultar y citar en las discusiones con los herejes.14 Además de existir una necesidad interna —saber qué libros la iglesia podía citar como normativos—, existía una necesidad externa. La iglesia se vio exigida a determinar qué libros podía usar para argumentar en contra de aquellos que atentaban contra la doctrina cristiana.

1 En realidad, como han señalado varios eruditos, no puede hablarse de gnosticismo en el siglo I, sino de un pregnosticismo. No obstante, algunos rasgos pocos desarrollados y principios de tal doctrina pueden apreciarse en las páginas del Nuevo Testamento, sobre todo en los últi­mos libros que se escribieron. Por ejemplo, las cartas de Juan (1, 2 y 3 Jn) atacan estas ideas que amenazaban con infiltrarse en la iglesia.

2 Los docetas afirmaban que Dios no se había encarnado realmente, sino que parecía que lo había hecho. Decían que Cristo parecía un ser humano de carne y hueso, y que su muerte en la cruz había sido nada más que una ilusión. (Cf. Reinhold Seeberg, Manual de historia de las doctri­nas, Tomo I, El Paso, Texas, Casa Bautista de Publicaciones, 1963. 401

PP-)

3 A los tres primeros evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) se los cono­ce como sinópticos. La palabra "sinóptico" viene del griego y significa "ver juntos". Es decir, estos tres evangelios pueden verse juntos, porque tienen características similares.

4 Gonzalo Báez Camargo, Breve historia del canon bíblico, México, Edito­rial Luminar, p. 7.

 

5 A. W. Robertson explica que, posiblemente, alrededor del 400 a.C. se reconoció a la Tora como Escritura, los Profetas hacia el 200 a.C. y los Inscritos en el siglo I a.C. Sin embargo, él mismo aclara que otros autores (como p. ej. R. Beckwith, The Oíd Testament Canon oj the Neiv Tesíament Church, Grand Rapids, Eerdmans, 1985.) Sostienen que hubo un recono­cimiento bastante anterior (ver A. W. Robertson, El Antiguo Testamento en el Nuevo, Buenos Aires, Nueva Creación, 1997, p. 24.).

6Robertson, op. di., p. 24.

7 Gleason Archer Jr., A survey of Oíd Testament introduction, Chicago, Moody Press, 1964, p. 60. Hay traducción castellana: Gleason Archer Jr., Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento, Chicago, Moody Pre­ss, 1981, 563 pp.

8 "Varios, Descubre la Biblia, Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 1998, p. 161. 

9 Existe una leyenda que dice que aproximadamente 70 ancianos fue­ron llevados desde Jerusalén a Alejandría para hacer la traducción. Algu­nas versiones de esta leyenda dicen que estos ancianos efectuaron la traducción en 72 días. Años más tarde se sumaron más detalles. Se inclu­yó la idea de que los ancianos hicieron el trabajo en forma aislada y pro­dujeron exactamente el mismo texto (Varios, op. cií., pp. 161-163). Puede observarse que, a medida que pasaba el tiempo, se le agregaban a la le­yenda detalles que la harían más milagrosa. Podría suponerse que se trataba de un intento de aseverar que la traducción tenía el respaldo divino y, por lo tanto, que era digna de ser usada por el pueblo de Dios.

10 F. F. Bruce, ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento?, INAMHI, Editorial Caribe, 1972, p. 27.

11 Báez Camargo, op. cit., p. 9.

12 Varios, op. cit., p. 155.


Clase 1.3.3 Comprensión Lectora Bíblica

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